Al principio las cirugías se realizaban sin anestesia; a los pacientes se les daba alcohol o algún material para morder durante lo que durara la intervención.
Cirugía sin anestesia |
Antes de los primeros usos documentados del eter como anestésico en el s. XIX, se venían utilizando desde la antigua Mesopotamia diversas hierbas y sustancias anestésicas, como el opio o el cannabis.
En el año 1.000 Abu
al-Qasim al-Zahrawi, un médico residente en la Península Ibérica, publicó el
primer manual ilustrado de cirugía, en el que se describía el uso de anestesia.
También se solía usar una esponja mojada con anestésicos que se colocaba debajo
de la nariz. En la Inglaterra medieval también se usaba una sustancia llamada dwale
que contenía opio.
Abu al-Qasim al-Zahrawi |
Otros métodos mucho menos
ortodoxos fueron documentados también antes de la invención de la anestesia.
Por ejemplo, en Italia en el s. XVII era habitual la anestesia por hipoxia
cerebral, que se conseguía asfixiando al paciente para cortar el suministro
de oxígeno al cerebro hasta que perdía el sentido. Entonces se procedía a la
operación. Otros médicos llegaban incluso a golpear la cabeza del paciente para
que quedara inconsciente.
El cirujano británico John
Hunter, por su parte, puso en práctica en el S. XVIII otro experimento algo
salvaje: la compresión o sección de raíces nerviosas, aunque también fue
pionero en el uso del frío como elemento analgésico, la hoy conocida
como crioterapia.
Crioterapia |
La primera intervención indolora registrada, es la extracción de una muela, la cual se produjo en 1844; cuando Gardner Colton, dio una conferencia en la que quiso causar sensación mostrando los efectos de un gas, el óxido nitroso, conocido popularmente como gas de la risa.
En efecto, los asistentes,
al inhalarlo, no paraban de reír y se movían con torpeza. Entre el público
se encontraba Horace Wells, entonces un reputado dentista local. Viendo que uno
de los participantes, tras inhalar el gas, se había golpeado una pierna, le
preguntó si se había hecho daño. Cuando el otro negó haber sentido nada,
Wells tuvo un relámpago de luz creativa y creyó que ahí estaba la solución
para un problema que acuciaba desde hacía tiempo a todos los odontólogos: realizar
extracciones sin dolor.
A la mañana siguiente, Wells convenció a Colton para administrarle aquel gas mientras otro colega le extraía una muela del juicio que le molestaba desde hacía tiempo. Tal y como había intuido, la cirugía no generó ningún tipo de dolor. Era el 11 de diciembre de 1844, una fecha para los anales de la ciencia.
Conferencia de Colton |
Tras familiarizarse con el
uso del óxido nitroso, Wells realizó con éxito varias extracciones indoloras
en diversos pacientes. En enero de 1845, exultante, comunicó sus progresos a
un antiguo aprendiz, William Morton, que le ayudó en sus investigaciones. Pero
cuando ambos fueron a consultar con el químico más prestigioso de la ciudad,
Charles T. Jackson, éste consideró el método sumamente peligroso y les
desaconsejó su uso.
Wells y Morton no se
dieron por vencidos y acudieron entonces a la facultad de Medicina de Harvard.
Allí, el doctor John Warren les organizó una demostración en el anfiteatro
del Hospital General de Massachusetts, centro universitario del que era
cirujano jefe. Todo estaba listo para mostrar los efectos del óxido nitroso
ante la comunidad médica, pero la intervención fue un fracaso y abuchearon a
Wells, al que acusaron de charlatán.
Mientras Wells regresaba a Hartford afectado por el fracaso de su demostración, Morton, por su parte, siguió́ con los experimentos anestésicos, pero empleó otro gas: el éter. Experimentó primer con animales y después con humanos. Tras algunos ensayos que no dieron el resultado esperado, el 30 de septiembre de 1846 utilizó éter sulfúrico para extraer de forma indolora un molar a Eben Frost, un músico bostoniano.
Éter |
Desde entonces, se recordaría ese día como el de la invención de la anestesia, eclipsando el logro anterior de Horace Wells.
El
descubrimiento de James Young Simpson…
James Young Simpson descubrió las propiedades anestésicas
del cloroformo y lo introdujo, con éxito, para el uso médico general.
Simpson fue el primero en
usar anestésico para ayudar a aliviar el dolor durante el parto. Tal práctica fue
durante combatida, algunos equivocadamente interpretaban que era contranatural
y contra la voluntad de Dios, ya que el libro de Génesis se dice que el parto
sería con dolor.
El asunto sólo fue
superado cuando la Reina Victoria aceptó ser anestesiada con cloroformo por el
médico John Snow, durante el parto del príncipe Leopoldo de Albany en 1853.
James Young Simpson (1811-1870) |
Cloroformo |
Sitios
web de interés:
https://historiaybiografias.com/anestesia/
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/operar-sin-dolor-nace-anestesia_14722
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